martes, 26 de junio de 2012

Microsistemas, el Individuo contra el Todo

Han pasado varios meses desde mi última entrada en el blog, y es que aparte de los motivos académicos he preferido guardar otros temas por las ganas que tenía de enlazar éste con mi entrada anterior sobre los sistemas lógicos y el teorema de Gödel. He de aclarar primero que el término microsistema es de invención propia, por lo menos referida a lo que me interesa, a pesar de que la palabra tiene significado propio en otros ámbitos; la empleo únicamente porque me parece cómoda para reflejar el concepto que quiero presentar aquí.

El dibujo que me sirve de portada refleja perfectamente lo que yo entiendo por un microsistema. supongo que la mayoría de los lectores conocen el dibujo, y se habrán dado cuenta de que está incompleto. Una mano dibujada está dibujando a su vez, no vemos que la dibuja a ella ni vemos que está dibujando. Visto así el dibujo no tiene tanta gracia, pero tiene sentido, no es incoherente; no nos interesa plantearnos de donde viene la mano ni lo que hace, no nos hace falta justificarlo puesto que el resto del dibujo (de existir) es ajeno a nosotros. Si no conociéramos el resto del dibujo, o si pensáramos que este fragmento es Todo el dibujo cada uno de nosotros se daría la libertad de especular sobre el origen de la mano, y no tendría importancia, es la licencia que nos otorga la ignorancia; sin duda algunos formularían teorías basadas en la lógica del dibujo, otros podrían conformarse atribuyendo el misterio a alguna divinidad. En cualquier caso ninguna especulación nos haría plantearnos una posible incoherencia, puesto que lo que vemos es coherente.
Cuando somos conscientes del dibujo entero nos damos cuenta de aquello que considerábamos coherente en realidad no lo era, la mano dibuja otra mano que a su vez dibuja la anterior. ¿Estábamos equivocados? Probablemente no, está en nuestra naturaleza aceptar la realidad que se nos presenta, y basar nuestro conocimiento en la experiencia que ésta nos ofrece.

En la entrada anterior me introduje en los sistemas axiomáticos o los sistemas lógicos en relación con la realidad, y digo "la realidad" separando el concepto de la realidad individual, marcando así la gran diferencia que existe entre el Todo y el individuo. Al Todo le atribuimos leyes lógicas, sabiendo que están justificadas por otras leyes, a su vez justificadas por otras leyes. Podemos cuestionarnos si esta regresión de justificaciones acaba en algún sitio, como plantea el Trilema de Munchausen, sin embargo para lo que aquí me interesa cualquiera de las tres soluciones nos vale, ya que son irrelevantes; el Todo sobre el que apliquemos estos conceptos siempre será lo suficientemente amplio para que podamos hacer referencia a microsistemas dentro un sistema que lo abarca todo. Evidentemente alguien puede decir este Todo pertenece también a un Todo más amplio, por lo tanto también sería un microsistema; naturalmente ésto sería correcto, pero nos marearíamos bastante si lo que queremos analizar es un caso puntual.
Podemos entonces imaginar un microsistema con un subconjunto de un sistema lógico, osea que es a su vez un sistema lógico, pero más pequeño. Si nuestro Todo fueran los 10 mandamientos de Moises, un microsistema sería el que contiene solamente las dos primeras leyes, o las cuatro últimas, o la tres y la siete, podríamos arriesgarnos a meditar si el que contiene las 10 leyes sería a su vez un microsistema, pero entraríamos en la discusión de si el Todo es parte del Todo y no creo que sea importante ahora.

Muchos de los dibujos de Escher me ayudan a ejemplificar este concepto, pero ninguno mejor creo yo que el de las escaleras locas. Multitud de microsistemas bien encajados entre si pero representando una realidad incoherente. Al igual que en el ejemplo de la mano, si solamente ponemos nuestra atención en uno de ellos encontramos la coherencia y el sentido que queremos. El dibujo muestra además a gente a la que no parece afectarle la incoherencia del Todo, incluso no parecen afectarles los fenómenos extraños que produce el cambiar de microsistema. Escher fue un maestro encajando cada uno para que los bordes de cada uno solape a la perfección con su microsistema vecino, como se ve perfectamente en la Escalera de Penrose, la ilusión funciona para lo que él nos quiere mostrar, pero sin la ilusión el concepto pierde la coherencia.

¿Cuál es nuestro caso? ¿Están nuestros microsistemas bien encajados? ¿Es nuestro Todo coherente?
En mi opinión somos mejores que Escher encajando microsistemas, lo hacemos a diario. Son habituales frases del tipo: "esto es un negocio", "solo quiero lo mejor para mi hijo (familia, país...)", "en la vida hay que ser un poco hijoputa", "haremos lo que sea necesario por la economía del país", "en este momento me merezco pensar solo en mi", y un largo etcétera; todo ello atribuido a una facilidad innata que tenemos para dejar de ver el Todo (sea cual sea) y buscar la coherencia de un microsistema. Hacemos ambiguo nuestro código moral o incluso nuestro sentido común buscando un microsistema donde lo que nos interesa puntualmente sea coherente, y solemos invitar a los que nos escuchan a participar en él, ya que donde hay coherencia no hay discusión ya que lo externo no necesita justificación. Esta capacidad de reducción (o incapacidad de ver el Todo) hace que muchas cosas dejen de tener sentido, y que una vez encajados todos los microsistemas entre si el Todo se vuelva incoherente.
Un ejemplo excelente sería pensar en una langosta (el insecto). ¿Tiene una langosta derecho a alimentarse? Evidentemente, y además es bueno, positivo, es un derecho de nacimiento, debemos enseñar a la langosta a alimentarse. ¿Tiene la langosta derecho a la vida? Evidentemente, todo animal tiene derecho a no morir, casi un deber, es bueno, es positivo, le enseñamos a la langosta que no debe morir y le enseñamos a sobrevivir. Todo esto es coherente, nadie lo discutiría. ¿Podemos aplicar esto a todas las langostas a la vez? Parece que no, y menos si a lo anterior añadimos el derecho a reproducirse. Lo bueno y lo positivo parece que ya no vale, ¿que ha cambiado? No solo lo podemos pensar en el perjuicio para el medio ambiente, si no que sabemos que sería nocivo para la propia especie ya que agotarían el alimento; bajo esas premisas el Todo se vuelve incoherente, sin embargo no vamos a retroceder a cuestionar las enseñanzas de mama langosta. Ellas tienen la suerte de que no se preocupan por esos dilemas morales, la naturaleza se regula sola, nosotros no tenemos esa suerte.
En nuestro caso vivimos situaciones como la de los padres que desean e incitan a sus hijos a ir a la universidad, cierran los ojos ante el hecho de que no hay universidades para todos; de forma intrínseca están deseando que los hijos de otros no vayan; nadie los cataloga de malas personas ya que en el microsistema de la familia esa actitud es noble y correcta. Lo gracioso de todo esto es que cuando nos pasamos al microsistema de una sociedad que sufre las incoherencias derivadas de sus propios microsistemas encajados adaptamos las leyes a un subTodo agregando elementos que antes nos permitíamos el lujo de ignorar. Somos capaces de quejarnos sobre nosotros mismos sin llegar a recibir ningún reproche en la completa seguridad de nuestros propios microsistemas donde solo importa lo "localmente" correcto.
La economía mundial ha sido el mejor ejemplo de la inconsistencia que hemos creado y cómo somos capaces de quejarnos de nuestros errores mientras los cometemos, a todos los niveles en los que se pueda aplicar esta reflexión. Hemos encajado nuestros microsistemas de forma tan eficiente que no somos conscientes de cuando pasamos de uno a otro, y somos capaces de tener una consciencia más amplia del Todo olvidándonos completamente de que somos parte de él.


No pretendo dar soluciones a los dilemas. Se me vienen a la cabeza muchísimos ejemplos de lo que intento decir, los vivo a diario en cualquier ámbito, a veces planteo los dilemas pero estos análisis nunca suelen arrojar respuestas concretas, pero creo que es positivo reflexionar sobre ello de vez en cuando. Es posible que sea la única forma que tenemos de dejar de enfrentar al individuo con el Todo. Puede que no seamos tan buenos encajando las partes como Escher. Cuánto más fácil sería ser una langosta.